El estado de partidos con su monarquía parlamentaria ha llegado a su fin, al menos eso pronostica el malestar general de la ciudadanía y las encuestas. El divorcio entre una clase política depravada y divorciada de sus votantes, a los que le han dado la espalda para situarse al servició del poder financiero y demás poderosos, es la causa de su hundimiento así como la corrupción generalizada a todos los niveles de las Instituciones del Estado que se deriva de ello. Todos los partidos políticos de la Transición han caído en la corrupción, pero especialmente el bipartidismo (PP y PSOE), dos partidos que se denominan distintos pero que son la misma calaña: una banda de mafiosos que supera a la camorra calabresa. Estos dos partidos son los que han impedido que se consolidara la Democracia porque son los que se han alternado en el poder más de 35 años y los que se han opuesto a las reformas constitucionales para tal fin. Entre las reformas más importantes que deberían haber propiciado están: una ley electoral representativa y la separación de poderes. La ley proporcional que se estableció para iniciar la Transición no es democrática y la separación de poderes brilla por su ausencia: los dos pilares fundamentales de la Democracia presentan una aluminosis irreparable. Nada en este mundo es eterno y el bipartidismo rancio y casposo llega a su fin. Bien merecido lo tiene.
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El partido político Podemos se desarrolla a consecuencia de la corrupción generalizada del Estado de partidos. Podemos encuentra su espacio político cuando en el sistema de partidos desaparecen las ideologías en los dos grandes partidos que se alternan en el poder traicionando a su electorado, vendiéndose al poder financiero y demás poderosos a cambio de condonaciones de inmensas deudas de los partidos políticos, puertas giratorias y comisiones entre otras cosas. Lo que en principio era la izquierda mayoritaria se derechiza y se confunde con el PP en su forma de gobernar y de robar a la ciudadanía. Los intereses de los partidos políticos se ponen por encima de los intereses de la nación. Esta es la gran traición en la que culmina la Transición.
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AuthorIsidro Padilla, cansado de este bipartidismo rancio, casposo y cruel. Archives
September 2019
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